Saludos al mundo
Iniciamos este blog para compartir y comentar temas referentes a la madurez, el envejecimiento y las formas de contrarrestarlos.
Asimismo, también tratamos de las actividades de Serenade acerca de las soluciones y herramientas que ofrecemos para rejuvenecer, promover y aumentar la longevidad, todo ello aumentando a la vez la salud y bienestar.
El envejecimiento se puede revertir
Durante nuestro desarrollo, las personas vamos adquiriendo y fijando en nuestro interior diversos modos de pensar y ver la vida.
Actualmente, acatamos ciertas reglas de la existencia, según las cuales la vejez, junto con las enfermedades y decrepitud que la acompañan son inevitables.
Es una visión del mundo inculcada durante generaciones por la familia, maestros, amistades, y por la sociedad en general. Es tan corriente y parece tan lógica, que nos parece completamente normal. Peor aún, nos resulta indiscutible.
Dicha visión del mundo nos dicta:
- que la mente y el cuerpo son cosas separadas e independientes una de otra,
- que la conciencia humana es explicada solamente por la bioquímica,
- que como individuos vivimos desconectados unos de otros,
- que nuestra percepción del mundo es adecuada y nos brinda una imagen exacta de cómo son las cosas.
- que el tiempo existe como absoluto y nada escapa a sus estragos,
- que el sufrimiento es necesario e inevitable, pues forma parte de la realidad y, por tanto, somos víctimas inevitables de la enfermedad, el envejecimiento y la muerte.
Todo esto lo iremos discutiendo en sucesivos artículos.
Por lo pronto, afirmamos que de la misma manera que podemos provocarnos una indigestión por un disgusto, padecer crónicamente de presión arterial alta tras años de estrés continuado, o arrugarnos, desgastarnos y volvernos frágiles tras décadas de obedecer esa visión del mundo que nos pone una fecha de caducidad, podemos igualmente con algunos cuidados y cambiando nuestra conciencia y modo de pensar, aumentar mucho nuestros años de existencia plena, saludable y feliz.
Que se sepa, los seres humanos somos las únicas criaturas sobre la tierra que pueden cambiar el funcionamiento de su cuerpo por lo que piensan y sienten. Somos seres que tienen conciencia del paso del tiempo y el envejecimiento, algo de lo que un gato o un erizo carecen.
Como los humanos tenemos conciencia de las cosas y de nosotros mismos, nuestro estado mental influye sobre aquello de lo que tenemos conciencia. Por tanto, podemos cambiar nuestro cuerpo y nuestra mente cambiando nuestra conciencia.
Nuestros pensamientos influyen en nuestro cuerpo y lo cambian: Una gran tristeza o depresión echa por los suelos nuestras defensas. Sin embargo, llevarnos una gran alegría o enamorarnos nos fortalece el sistema inmunológico. La desesperanza aumenta el riesgo de sufrir ataques cardíacos o contraer un cáncer. Pero el gozo y la satisfacción nos mantienen saludables y prolongan la vida.
Nuestros pensamientos y nuestra mente influyen sobre el cuerpo, ya sea para bien o para mal. Por eso, el envejecimiento es fluido y cambiante: puede acelerarse, retrasarse, detenerse un tiempo y revertirse.
Nuestros supuestos sobre el envejecimiento no describen con justicia nuestra realidad, son invenciones de la mente que hemos convertido en reglas, como lo fueron la creencia de que la tierra era plana o que el sol giraba alrededor de la tierra.
Para desafiar el envejecimiento en su mismo núcleo, es preciso en primer lugar desafiar toda esta visión del mundo y de nuestros cuerpos, pues pocas cosas tienen más poder sobre el cuerpo que las creencias.
Nuestros cuerpos están cambiando constantemente para mantener la vida. Respiramos átomos de carbono, oxígeno e hidrógeno que antes estaban formando parte de de la materia de la tierra, del espacio y de las estrellas. Las células de nuestro cuerpo desaparecen y son reemplazadas por otras nuevas incesantemente: La piel se renueva una vez al mes. El recubrimiento del estómago, cada cinco días. El hígado cada seis semanas. El esqueleto cada tres meses. En poco menos de un año, la mayor parte de los átomos de nuestro cuerpo habrán sido reemplazados por otros nuevos.
Entonces, si literalmente renovamos nuestro cuerpo cada año, ¿Qué es lo que hace que éste envejezca? En su mayor parte nuestras creencias y suposiciones sobre este. También nuestro modo de vida, al fin y al cabo fundamentado en más suposiciones.
En lugar de considerar la segunda mitad de la vida como una época de deterioro progresivo de la mente y el cuerpo, nada nos impide ver en el paso del tiempo la oportunidad de adquirir mayor sabiduría, amor, creatividad, sentido de la vida, alegría y mayor capacidad física y mental. Cada vez hay más personas que viven más años con un cuerpo sano y una mente lúcida.
Es lo que deseamos para toda la humanidad.