Su nombre es Ernestine Shepherd, tiene 75 años y se levanta todos los días de madrugada para correr unos 16 kilómetros, y acto seguido se va al gimnasio. Dice que “la edad es solamente un número”.
Miss Esnie, como es conocida en los campeonatos de culturismo, empezó a entrenar muy tarde, con 71 años, pero parece que lleva haciéndolo toda la vida
Miss Esnie no solo se dedica al culturismo, ya que también es monitora de clases de mantenimiento físico para personas mayores. Dice que su verdadera vocación es ayudar a otros a mantener un estilo de vida más saludable.
Cuando era niña, le gustaba pasar gran parte de su tiempo sentada frente al televisor. Incluso llego a librarse de las clase de educación física después de sufrir un accidente con su bicicleta.
Un días, la imagen que le devolvió el espejo cuando se estaba probando con su hermana un bañador le hizo cambiar de opinión. No eran ya precisamente una niñas. Ernestine tenía 56 años y su hermana Mildred uno más. Las dos siempre han gozado de buenos cuerpos, pero lo que vieron no les gustó y decidieron apuntarse a clases de aerobic en un gimnasio en Baltimore, Maryland.
Un buen día Mildred hizo prometer a su hermana que nunca abandonaría el culturismo aunque a ella le pasara algo. Tres meses más tarde la hermana pequeña tuvo que asistir al funeral de su amiga, hermana y compañera; Mildred había fallecido de un aneurisma cerebral. Ernestine entró en una profunda depresión, acompañada después del pánico. Pero tenía que levantarse como había prometido a su hermana. Y lo hizo.
Con el apoyo de su marido y su hijo, volvió a entrenar con 71 años. Ahora se levanta a las tres de la mañana y después de desayunar y leer la Biblia, sale a correr 16 kilómetros. Mas tarde completa su entrenamiento con pesas y abdominales.
Sin proponer a nadie llegar a esos límites, nos parece un ejemplo magnífico de lo que puede hacer el ejercicio en las personas. Y por supuesto, el empuje de la vitalidad.